miércoles, 12 de enero de 2011

De Sálvame y su puta madre

Sí. Pone "De Sálvame y su puta madre". Así que os podéis imaginar por dónde van los tiros. Sé que muchos sois superfans (SUPERFANS) de la Esteban, así que os recomiendo que deis media vuelta y no miréis atrás. Esto es un post escrito desde la rabia (idea para etiqueta).

Mi odio hacia Sálvame ha sido patente desde que comenzó, y eso que no lo había visto casi nunca. Creo que lo habría odiado de todas formas, pero el que esté dentro una de las personas que más vergüenza ajena me hace pasar, y que lo vea sin pestañear una de las personas que más me intenta putear, hace que lo aborrezca sobremanera. ¿Sabéis de quién hablo? ¿No? Bueno, eso es porque sois nuevos por aquí. La primera persona es la "Princesa del pueblo". Joder, si no ganamos para infantas y princesas, oiga, como para que encima nos salga otra. Sí, señora, es Belén Esteban (¡m'entiendes?).

No concibo que viviendo en el siglo en el que lo hacemos, donde la información está al alcance de un clic, existen cientos de canales, la cultura circula "casi" libremente, que se haya encumbrado a esta mujer como ejemplo de madre coraje. Madre coraje mis cojones, perdone. Cómo se puede alabar a una señora que se ha hecho famosa por liarse con un torero (que ya saldrá algún día por aquí) y que salga diciendo lo que le "sale del potorro (sic)". Una persona tan soez no puede ser ejemplo de nada, salvo del analfabetismo. Según ella, es una gran madre por hacer lo que hace para dar de comer a su hija. Incluso exponer una foto suya en televisión, pasándose por el forro la Ley de Protección de Menores.

Gran madre es la mía, por ejemplo, que ha currado toda su vida por sus hijos, que tiene la espalda destrozada de trabajar en el campo. Gran madre serán muchas de las vuestras, que seguro que no han permitido que os falte de nada, aunque hayan tenido que quitárselo de su boca.

Del resto de personas que hay ahí, que salen en el programa, sobra decir que están ahí porque no parece que pudieran desempeñar otro trabajo. No veo yo a ninguno de ellos madrugando para ir a trabajar de barrendero, la verdad.

Cierto es que no debería importarme tanto, ya que no debería ver el programa. Y no lo veo, porque me niego. Y no lo veo, aunque cuando llego de trabajar está puesto en la tele. Y cuando llego a casa de mis suegros está puesto también. Y es que estoy hasta los mismísimos de no poder ver nada en la tele porque parece ser que lo que diga tal panda de impresentables es realmente importante, más que el paro, más que la crisis o que ETA haya anunciado un alto el fuego.

De modo que mientras mi mujer y mi suegra andan con la boca abierta ante la ocurrencia de la Esteban 2.0 (a la 1.0 parece ser que no le sentaban demasiado bien los polvos de la nariz y hubo que actualizarla), yo estoy aquí desfogando un poquito, pasando frío en el despacho del ordenador. Y muy a gusto, oye, que por lo menos no se me está secando el cerebro.

3 comentarios:

Biónica dijo...

Pues no te digo nada si como yo, viste que dura... 4 horas!!!! todos los días!!!!

Lo supe un día que estaba escribiendo un artículo, de espaldas a la TV, la encendí para sentirme acompañada. Al de un poco, tuve que bajar el volumen de los gritos que daban. 4 horas más tarde flipé viendo que ahí seguían. Luego me informaron que es así SIEMPRE. Todos los días...

Y ahora lo importante... ¿ha dicho potorro? jiji, qué basta. Más que unas bragas de esparto xD

Así vamos, sí.

J. Lozano dijo...

Sí, lo del potorro lo dijo cuando sacó una foto de su hija, y le advirtieron que iba en contra de la ley. Y dijo que como era su hija, hacía lo que le salía de ahí. Con un par.

Y es que es muy fuerte que dure 4 horas.... 4 horas!!! Tooooodos los días. Insufrible. Luego me dice mi mujer que por qué no me quedo nunca a ver la tele con ella. Eso sí, Sálvame es innegociable.

Aitor Maiden dijo...

Lo peor es que la tiparraca esta se cree un modelo a seguir, y aún pero, que muchas señoras la consideren como tal modelo.

Y sí, en mi casa también se ve el dichoso programita, normal que yo me encierre en mi cuarto.