miércoles, 6 de julio de 2011

Dos vidas he gastado.

He estado a punto de morir dos veces. Dos. De forma más o menos clara. Bueno, qué coño, a punto de espicharla con todas las de la ley. Eso sí, no os lo recomiendo, al menos hasta última hora. Se pasa fatal, fatal.

La primera fue hace seis años. De hecho, fue el 16 de junio de 2006. Lo sé porque el 15 firmé las escrituras de mi casa, y al día siguiente fuimos a reparar lo que pudiéramos. Para empezar, deciros que mi casa tiene ya unos cuantos años, y el estado en el que me la entregó el antiguo dueño distaba mucho de estar bien. Por ejemplo, la bomba de presión que alimentaba de agua la casa. Como muchos sabréis, en mi casa no tengo agua corriente, sino que procede de un pozo, y que iba echándola a un aljibe. De ahí, mediante una bomba de presión, era introducida en la casa.

Bien, dicha bomba no funcionaba, por lo que mi suegro y yo nos dispusimos a desinstalarla. El detalle de que mi suegro me estaba ayudando es crucial, ya veréis por qué. Pondría fotos, pero no encuentro ninguna. De todas formas estoy convencido de que las habéis visto. Suelen tener una especie de pelota o balón de color rojo en la parte superior. Y encima de la pelota, una tapa de acero con doce hermosos tornillos.
Mi suegro me dijo que había extraído todo el aire, y que íbamos a quitar los tornillos para ver si la membrana interior estaba rota y por eso no funcionaba. El quitarle el aire es importante, ya que esas bombas aguantan una gran presión interna para poder mover el agua. En este caso, la presión que marcaba el manómetro era de 4 atmósferas. El copón.

Se puso mi suegro a quitar tornillos mientras yo sujetaba la pelota. Para poder hacer fuerza, ya que los tornillos estaban oxidados, estaba inclinado encima de la susodicha. Cuando faltaban 5 tornillos por quitar, le dije a mi suegro que si estaba seguro de haber sacado todo el aire, no fuera que eso exploBAAAAAAAAAUUUUUUMMMMMMMMM!!!!!!

Se hizo el silencio después de la explosión, ni me pitaban los oídos ni nada. Era incapaz de escuchar, y tampoco veía. Los ojos me ardían y me lloraban a mares, y los brazos, la cara y el pecho me palpitaban de dolor. Mi suegro no había sacado todo el aire. Cuando llevaba unos segundos, le pareció que dejaba de salir y paró de purgar. Consecuencia, la tapa estuvo a punto de saltar por los aires, en cuya trayectoria se hubiera encontrado con mi cara. Para que os hagáis una idea de la gravedad del asunto, la tapa de acero de 1 cm estaba doblada sobre el único tornillo que resistió, y lo hizo a duras penas. La explosión hizo que toda la mierda acumulada en el interior saliera a toda leche y en todas direcciones. No me dio tiempo a cerrar los ojos, y partículas de barrillo y demás mierdecilla se me incrustó en ellos, así como en brazos, cara, pecho y cuello. Estuve una hora sin poder oír nada, y más de media sin poder abrir los ojos. Pero por un tornillo, no me saltó la tapa de la sesera.

Esa fue mi primera vida gastada. La segunda fue bastante lejos de Toledo, y en condiciones muy diferentes. Ocurrió allá por el 2008 si no recuerdo mal, en Luarca, Asturias. Estábamos cenando en un pequeño restaurante muy majo enfrente del puerto, disfrutando de una sidrina y de un magnífico churrasco en mi caso.
Estando yo masticando, pasó un camarero por detrás mía y se le cayó un vaso en mi espalda. De la impresión tragué sin haber mascado lo suficiente. De modo que la bola se me quedó atascada en la garganta. Os puedo asegurar que es realmente angustioso. Intenté tragar como 20 veces en menos de 5 segundos, sin resultado alguno. Me metí los dedos todo lo que pude, y sólo rocé el bulto. Miré alrededor y tanto mi mujer como mi suegra y mi cuñado estaban a lo suyo, comiéndose su cena ajenos a mi cara que ya debería estar tornándose azul o similar, por no hablar del resto de la gente del bar. Todos indiferentes a mí, salvo mi suegro.

El hombre me miraba de hito en hito, mientras cortaba parsimoniosamente su filete. Me veía hacer aspavientos y señalarme la garganta, pero nada. Desesperado como estaba, me levanté, me fui detrás de mi silla, y con el respaldo de la misma me hice la maniobra Heimlich. Al segundo achuchón, la bola salió. En ese momento, el bar enmudeció al escucharme respirar después de un minuto interminable, y mi mujer se dio por fin cuenta de lo que había pasado. Todos me preguntaban por mi estado, salvo mi suegro, quien seguía masticando su cena.

Al rato, por fin habló:
- No, si yo sabía lo que pasaba.
- ¿Y no has sido capaz de hacer nada? - le dijo mi mujer.
- No era necesario.
- ¿Cómo que no era necesario? ¡Ha estado a punto de ahogarse!
- Ná. Hace como 10 o 15 años escuché en la COPE que el cuerpo tiene las herramientas necesarias para autosalvarse en estos casos.
- Claro, suegro. Por eso mueren cada año miles de personas ahogadas, no te jode.

Después de eso, tuve dolor de garganta durante una semana, y una voz ultratumba muy chula.

Y esas son las dos veces que estuve a punto de morir, pero no morí. Así que según la cuenta del gato, me quedan 5 vidas. Por favor, que nadie cante la canción de Antonio Flores.

Le he pedido a Blanco Humano a su mono de documentación, ya que no encontraba la foto de la bomba que os he comentado. Pero creo que BH me lo ha mandado sin pilas, ya que la foto no tiene demasiado que ver. Aunque él jura y perjura que al poner bomba presión pelota en Google aparece lo siguiente:



10 comentarios:

Marien_Banks dijo...

Y este suegro es el mismo que el otro día te dejó caer la lavadora en el pie, ¿no? Está claro que debes adorar a tu mujer... :P

esaotra dijo...

Ummm... Tu suegro ha estado sospechosamente cerca en las 2 ocasiones... Vigila... ^^ Una suerte que sigas entre nosotros :)

J. Lozano dijo...

Marien_Banks, en efecto, el mismo. Iba a contar lo de la lavadora, pero para ser justos no estuve a punto de morir, sólo a punto de romperme el pie.

esaotra, cierto. Estoy con la mosca detrás de la oreja. Y después de lo de la lavadora, como comentaba Marien, es todo ya sospechoso tirando a que da un cante de cojones.

Gracias por pasar, señoritas.

Blanco Humano dijo...

Jajajaja... ese es mi chico, sí. Se nota muchísimo su estilo. En fin, no digas que no te avisé.

Por cierto, tienes que querer muchísimo a tu suego, compartir experiencias cercanas a la muerte une un montón. Eso sí, yo trataría de que en la próxima fuera él el cercano...

(me ha gustado mucho la entrada, si un día me aburro hago yo una, que también tengo un par, aunque menos espectaculares, claro)

J. Lozano dijo...

Muy majo tu mono, BH. Ahí está, dando un poco de guerra con los perros, pero se nota que se harán amigos.

No sé si querer es la palabra justa para definir lo que siento por él. Desde luego, se parece muy mucho a lo que siento también por mi suegra, la verdad. Pero creo que tampoco es amor. Se parece más a... ¿sabes cuanto tienes una úlcera del tamaño de Oklahoma? Pues eso.

Y en cuanto a la entrada, seguro que es un gustazo leerla cuando la hagas.

Gracias por pasar, compay. Un abrazo.

Anusky66 dijo...

si un día te ocurre algo,directamente que pregunten a tu suegro ,que seguro que estaba contemplando la escena.
Que angustia me has dado con lo del ahogamiento? y solo lo leo ¿como podía estar tan tranquilo? tiene horchata en lugar de sangre.

Unbesazo

J. Lozano dijo...

Anusky66, gracias por pasar. Realmente mi suegro no es malo. Simplemente, piensa poco, y es muy influenciable, sobre todo a lo que escucha por la radio. Lo cual es, como se ha demostrado, bastante peligrosillo.

Un saludo, fuenlabreña!

Ishega dijo...

Esto...pues...siento ser yo quien lo diga...pero...en mi pueblo dicen que no hay dos sin tres, y que a la tercera va la vencida...así es que yo le recomendaría que se mantuviera alejado de su suegro, porque el hombre parece el enviado de la parca. Y ya le ha dado dos avisos por casarse con su hija...

Ignominia dijo...

No miras el lado positivo y, aunque normalmente no lo hay, en este caso es evidente. Gracias a tu suegro hoy has tenido un día de baja. De nada.

J. Lozano dijo...

Barri, Barri, Barri, Barri... Barri, Barri, Barri.

Barri, Barri, Barri. Qué chinchante eres, jodía.