lunes, 29 de agosto de 2011

Vendimia, franquistas y uñas voladoras.

Buenos días a todos, por decir algo. Tengo más sueño que vergüenza, pocas ganas de hacer nada. Y encima se me va jodiendo el día desde primera hora.
En fin, vamos a lo que vamos. La vendimia. Muchos la conoceréis de oídas, o de las noticias. Otros, los menos, la habréis sufrido en vuestras carnes. Concretamente en vuestros riñoncillos, sobre todo.

Yo antes vendimiaba todos los años. Ahora no, me estoy quitando. Bueno, realmente es mi padre el que nos ha quitado a todos, ya que ha arrancado las viñas y ha puesto encinas en su lugar. Menos gastos, menos trabajo. Todo beneficios. Porque señoras y señores, mal que les pese, la vendimia ha sido y será uno de los peores inventos de la humanidad. Para aquellos que han visto la película "Un paseo por las nubes" de nuestra Aitana Sánchez Gijón y Keanu Reeves, he de decirles que esa película MIENTE. Keanu Reeves jamás se iría con Aitana estando embarazada... eh... que me desvío del tema. La vendimia no es así. Vamos, que le digo yo a mi padre que hemos de ir con unas alas de mosca gigantes dando calor de unas fogatas a las uvas que se están congelando en pleno AGOSTO y me suelta una hostia que me vuelve del revés. Y yo tendría que aplaudirle por ello. Que es agosto, coño, y por las noches no hiela. Ah, y tampoco arden las cepas (vides) como en la peli. Ponía yo al Keanu con un bote de gasolina, 3 cajas de cerillas y sus santos cojones a prender fuego a una, a ver sí conseguía algo más que chamuscarla.

Porque realmente, la vendimia de romántica, no tiene nada. Incluso la imagen de mujeres guapas pisando la uva, no tiene nada de romántico. Pensadlo bien. Esas mujeres, en el campo todo el día, bajo un sol abrasador, currando desde las 8 de la mañana, se quitan las botas y los calcetines y se ponen a pisar uva. Y luego te bebes el vino, y normal que notes un retrogusto a queso y a trufas. Por no hablar de la gente que aparece en la tele, todo contenta y cantando mientras vendimia. Eso sale sólamente en la tele. En la vida real, llegan las 4 de la tarde, a 35º, cansado, sediento y sudoroso, y se planta uno a cantar y lo menos que puedes hacerle es arrearle un cantazo para que deje de joder. Eso es así.

La vendimia realmente es como de Cospedal. De otro siglo. Las únicas emisoras que se escuchan en medio del campo, al menos en el término municipal de mi pueblo son Radio Surco, cadena de música española tipo Civera y demás, Cadena Dial, y Radio Olé. Como el capataz sabe que las odias a muerte, te sube el volumen de la radio del tractor hasta que te sangran los oídos. Después está el tema de la ropa. No puedes ir con nada nuevo a vendimiar. Tiene que tener cada prenda al menos 5 años. Salvo gallumbos o bragas y calcetines, claro. La indumentaria reglamentaria sería: gorra vieja, camiseta, a ser posible con agujeros en las sobaqueras, jersey de punto para cuando refresca por las mañanas, pantalón de pana, o vaquero o chándal, siempre atado con una pita, y botas de trabajo o zapatillas de los chinos o del rastro.

A la comida le pasa lo mismo. Desde tiempos inmemoriales, la comida tipo de tiempos de vendimia se ha mantenido casi invariable, con algún escarceo tímido con los tiempos actuales. El menú típico de vendimia es: bocata para almorzar, o bien, pan con una latilla de sardinas, y caldillo de patatas para comer. El caldillo de patatas es un guiso hecho con patatas (obvio) y magro de cerdo, o pollo. Se toma siempre ardiendo, directamente del perol, haga el tiempo que haga. ¿Que hace frío y llueve? Estupendo. ¿Que hace un calor de narices? Te jodes y comes.

Aunque lo peor es el dolor. Porque se sufre, y bastante. Como todos estos trabajos, supone un esfuerzo notable. Vas todo el día agachado, cortando racimos y echándolos en una espuerta en la que caben fácilmente unos 30-35 kgs de uva, o más. Una vez que está llena, te vas al remolque, subes a una especie de banco y la vacías con tu compañero. Si el compañero pone de su parte, se echa bien. Si te toca un flojeras, agárrate los machos, porque puede que te toque a ti dar el último golpe de riñón y es mortal, sobre todo cuando no te lo esperas. Un compañero malo se demuestra ahí, y a la hora de cortar uva. Se pasará el día de pie, mientras tu vendimias tu lado de la cepa (vid) y el suyo y juras en hebreo, arameo y lo que pilles.

Como veis, vendimiar no mola nada. Nada en absoluto. Si a eso le añadís elementos como viejos, franquistas y pimientos, la experiencia puede marcaros de por vida.

Yo llevo vendimiando desde los 9 años. Hace ya 3 años que no lo hago, por lo que en total he vivido 20 vendimias (a ver esas matemáticas...). Algunas han sido simplemente en las viñas de mi familia, por lo que se componían de 4 fines de semana, y otras de un mes entero. Esta que os voy a contar, fue, sin duda, la peor vendimia de mi vida.
Mi abuela vivía en la calle donde estaba el cuartel de la guardia civil, y se llevaba bien con todos ellos. Más que nada por que su hijo, su yerno y su nieto son, o han sido guardias civiles. Bien, uno de ellos era un chaval joven que solía pasar a visitarla, y cuando lo hacía solían acompañarle sus padres, que son de un pueblo de al lado del mío. Hablando un día de esos con mi abuela, salió el tema de la vendimia. No hay agosto en el que no salga la vendimia a relucir unas 10 veces por semana. Y bien, estaban buscando a alguien para vendimiar con ellos, ya que eran mayores y se les hacía muy cuesta arriba. Y hete aquí que entré yo por la puerta, que venía de comprar el pan. Me lo comentó mi abuela, y como las condiciones no eran malas, y no tenía ni un duro, acepté. Serían tres semanas, más o menos, durmiendo allí en su casa, y dándome ellos de comer.

Llegó el primer día, y me llamaron a las 6 de la mañana. Había dormido como una hora, gracias al maravilloso colchón de lana que tenía mi cama. Entre lo hundido que estaba en el colchón, y el profundo olor a viejuno que despedía, mi noche fue una maravilla que recuerdo a menudo. Desayuné mi vaso de leche hirviendo, con mucha nata, sin café, porque no bebían, y nos fuimos a por el resto de la cuadrilla, al que llamaremos Juan. Juan tenía la respetable edad de 80 años, tan sólo un para más que el que me había contratado, al que llamaremos Pedro. Ellos dos y yo formábamos la cuadrilla de vendimia más insólita y desoladora a este lado del Tajo.

Nos pusimos en marcha, aunque era todavía de noche, subidos al viejo remolque unido al viejo tractor que nos llevaría a la vieja viña. Después de una hora y media de traqueteo infernal, gracias al cual mis riñones ya estaban al Jerez, llegamos a la viña. Nos bajamos, cogimos nuestra espuerta (para tres), me agaché a coger el primer racimo y escuché: ¡¡Tchás!! Dolor en el dedo, uña volando, blasfemia ahogada en la garganta y un "Uy" por parte de mi compañero de espuerta. El viejo se conoce que estaba acostumbrado a vendimiar sólo y empezaba siempre por la parte de la cepa (vid) que no le correspondía. Y ese día había empezado por mi dedo. Menos mal que corriendo me lo curaron con un chorro de vino y cinta aislante, por lo que ya no me preocupé por la gangrena en tooooodo el día.

Para compensar el dolor de dedo me pusieron Radio Olé (o Radiolé, no sé cómo es), y empezaron a contar batallitas de cuando eran falangistas los dos, e iban corriendo detrás de los rojos. Por suerte, llegó el almuerzo y me dieron el primero de los 21 bocatas de pimientos que me comí en aquellos 21 días, amén de los que me comía, esta vez sin pan por la noche. Así que comprenderéis por qué me acostaba todas las noches con un ibuprofeno y a las 9. Intentaba que aquel trance pasara lo antes posible. De los 21 días que estuve, no recuerdo ni uno sólo que se diferenciara del resto. Madrugón, paliza a vendimiar, anécdotas falangistas, bocata de pimientos, vendimiar, caldillo de patatas, vendimiar, al pueblo, ibuprofeno, ducha, pimientos (con algo más) y cama.

Así que por favor, que no os engañen. La vendimia se hace mejor ahora, con las viñas emparradas y una máquina a la que da gusto verla vendimiando solita. Y tú, durmiendo en la cama.

domingo, 21 de agosto de 2011

Prohibido no creer. Prohibido pensar.

En estos días nos está visitando Benedicto XVI, que para quien no lo sepa es el máximo representante de la iglesia católica. Está aquí para celebrar unas jornadas mundiales de la juventud (JMJ) porque imagino que entre tanto viejo que hay en el Vaticano, el pobre necesita alegrarse la vista de vez en cuando. Y oye, qué quieres que te diga, que se alegre la vista me parece estupendo. Más que nada porque ya conocemos unos cuantos casos de lo que pasa cuando algún cura reprime durante demasiado tiempo sus impulsos sexuales. Se podría quitar el disfraz, digo la sotana, e irse de putas a algún otro pueblo donde no le reconozcan, pero parece que son más de tirar de niños. Y tirárselos también. Pero, sinceramente, yo creo que esto lo solucionaban ellos con un correo interno, mandándose enlaces de porno en internet. Los padres de los chiquillos seguro que estarían más tranquilos.

Entre el día de ayer y hoy he mantenido muchas conversaciones con conocidos católicos, incluso algunos que no sabía que lo eran hasta que aterrizó el Papa en Ejpaña. Fue entonces cuando desplegaron su catolicismo, apostólico y romano, para intentar barrer del mapa cualquier crítica que se hiciera contra el Sumo Pontífice, y sus creencias. Me hace bastante gracia que pidan respeto hacia ellas insultando al que critica, como por ejemplo, los manifestantes de la marcha laica del otro día.

E igual que me pasa con estos conocidos, ha pasado con la mayoría de medios de comunicación, políticos y sociedad más o menos afín a estas creencias. Han procedido a cortar por lo sano el comienzo de las provocaciones sufridas por los laicos a manos (y rezos) de católicos y peregrinos que interrumpieron la manifestación poniéndose en mitad del recorrido. Ellos no lo entenderán como una provocación, sino que era para reafirmar su fe, pero es como si yo me meto en la catedral de la Almudena (que por cierto, es fea de cojones), aparto al cura, me subo al altar y empiezo a cantar una de Iron Maiden porque soy heavy y la acústica allí es acojonante. Seguro que no lo verían nada bien, como no vieron bien los besos que se iban a dar unas cuantas parejas de gays y lesbianas al paso de Benedicto, y por eso les bloquearon el paso. ¿Estuvo bien que les bloquearan? Pues no, ni a las parejas, que simplemente denunciaban un trato discriminatorio y homófobo de la iglesia, ni de la manifa, que simplemente querían reprochar este gasto inútil y gilipollas de tanto dinero en tiempo de crisis.

A los católicos se les llena la boca con la gran acción que cumple Cáritas, y es cierto. Imaginaos lo que habrían hecho con unos cuantos millones de euros de los que nos costará la dichosa visita. O Somalia, a la que el Papa envión 50.000 €. Cincuenta mil. Tapaos los ojos, creyentes, que vienen las blasfemias. Señor Benedicto, o Ratzinger, Su Santidad, Papa... etc. Para dar esa puta mierda, más vale que se los hubiera metido por el culo. No me jodas, si sólamente los zapatos, la ropa, y el papamóvil que lleva rebasan con creces esa cantidad. Pero no, no es importante salvar las almas de los somalíes, más que nada, porque... son pobres. Si pudieran organizar unas jornadas como las de Madrid, a buen seguro que estaba la iglesia allí mandando a su número uno a darlo todo. Esa no es la juventud del Papa. No es la que le gusta. Será porque le han dicho los obispos que les da como cosica abusar de esos niños tan delgaduchos.

En España, señores, para que no se nos olvide, esta gente cobra cada año, unos 6.000 millones de euros de parte del estado, directos, procedentes de ayudas, colegios concertados, sueldos de profesores de religión, etc. Y además se lleva la recaudación que aparece en la casilla de la declaración de la renta, que o bien marcas iglesia, o fines sociales. Es decir, no sale ninguna otra.
- Es que España es católica- dirá alguno.
- Es aconfesional, chaval, que para eso lo pone en la Carta Magna, aunque los políticos se lo pasen por el culo.
- Ya, pero España es la última reserva del catolicismo en Europa...
- Vete a cagar, coño, que este es mi blog, pesao.

Perdonen la interrupción, aunque el plasta tenía razón. España, mal que nos pese, es católica. Va bajando la cosa, eso sí, pero la curia tiene los santos huevos de meterse en cosas que ni les va, ni les viene. Porque además de querer controlar tus creencias, quieren hacerlo con tu día a día. Y quieren que lo hagas todo a su manera, que para eso lo dice un libro escrito hace un huevo de años. Un libro al cual, según les interesa, hacen caso o no. Porque no sería la primera vez que dicen que el antiguo testamento son sólo unas directrices, pero bien que lo sacan a relucir cuando algo no les gusta, como el tema del aborto, y la homosexualidad. Y critican, y dan ruedas de prensa, y promulgan manifestaciones. ¡Manifestaciones! Reclamando SU modelo de familia como el único válido, y denunciando como si de un asesinato se tratara el tema del aborto.

Vamos a ver. Empecemos por la familia. O sea, que la familia buena es la formada por hombre, mujer e hijos. Porque el matrimonio está para procrear. Hombre y mujer, ya no vale. ¿Y hombre, mujer y niños en los que la madre muere? ¿Sigue siendo familia, o el padre ha de buscar un nuevo marido para que se le considere familia? ¿Y si muere el marido? ¿La mujer puede casarse o que se quede vistiendo el luto? Más que nada porque ya sabemos lo que le importa la mujer a la iglesia católica. Una mierda. Sí, hijas mías, no valéis nada. No podéis ser ordenadas sacerdotes, ni tomar decisiones en los temas más importantes del catolicismo, no valéis más que para tener hijos, y no tenéis potestad de abortar aun cuando exista violación de por medio. Porque la vida es sagrada. Pero claro, eso no impide que los sacerdotes sean castos y no quieran reproducirse, aunque no venga reflejado en la biblia ni en ningún otro sitio. Así que, ellos que no forman familias, permiten dar consejos, cuando no órdenes de cómo han de ser éstas. Y nos dicen que siempre será preferible una familia en la que el padre sea un cabrón, porque existirá la figura paterna y materna, que una de homosexuales, en los que faltaría una de las dos. Genial.

Y es que, señoras y señores, no podemos pensar por nosotros mismos, y no podemos no creer en las enseñanzas de esta gente. Y con esta gente me refiero no sólo a la iglesia, sino al estado, da igual del signo político que gobierne. Porque desde que murió Franco, la jerarquía católica no ha perdido ni un ápice del poder que tenía, como se ha demostrado en estos días de la JMJ. Cesiones interminables del Estado y de la Comunidad de Madrid para los asistentes, aun a costa de joder al resto de ciudadanos. Cortes de calles, descuentos, comidas, colegios, palizas para los que protestaban. Con este caldo de cultivo, no es extraño que cada vez seamos más los que estemos hartos, los que gracias a leer más, a observar y a pensar por nuestra cuenta, estemos muy cansados de esta situación. Me parece estupendo que cada persona tenga sus creencias, pero que las tenga en su casa, de puertas para adentro, y que no intente contaminar a los demás. Y por supuesto, que no se aprovechen de los recursos de todos para darse un baño de masas para autocomplacerse.

Perdón por el lenguaje, pero es un tema que me encabrona bastante.

Besitos.


martes, 2 de agosto de 2011

JMJ 2011

Estoy ilusionado, radiante. Llevo unos días ya sin dormir de la emoción que me embarga. ¡El Papa visita España! ¿No es alucinante? Y lo mejor de todo, viene para recibir un baño de juventud, de alegría. Porque ya se sabe que en el Vaticano son todos viejos, y tendrá que alegrarse la vista y el resto de sentidos de vez en cuando. Que no sólo de pan vive el hombre, como dijo nuestro Señor.

Lo que no entiendo es todo el revuelo que se ha formado alrededor de la visita. Si nosotros sólo queremos glorificar a Su Santidad y dar gracias a Dios. Eso sí, a ser posible lejos de toda esa chusma que hay ahora por Madrid. Ya sabéis, los del #15M, y demás. Menos mal que nuestra compañera Esperanza Aguirre y nuestro hermano Gallardón se están ocupando ya de limpiar Sol de tanto guarro y tanto hereje. Cuando llegue Benedicto, no puede ensuciarse ni su sotana ni su mirada impolutas con toda la basura, humana y no humana, que había por allí. Debe comprobar que España sigue siendo patrimonio de la Cristiandad, ahora como antaño, por mucho que se firmara un Concordato hace ya tantos años.

Porque otra cosa no, pero España es cristiana hasta las orejas. Y más allá, añado. Cristiana, católica y apostólica. Nada de evangelistas ni toda esa moda que ha llegado por parte de los ecuatorianos y toda esa gente. ¿Para qué narices fuimos a imponerles una religión si luego hacen lo que les da la gana? Qué bochorno, por favor.

Tampoco entiendo todas esas críticas acerca de lo que costará la visita del Papa. 50 millones de euros. Calderilla, para lo que se está pagando a los bancos. Además, si todo ese dinero va a salir de empresas privadas y de la misma organización. Bueno, salvo los cortes de tráfico. Y la policía que estará a cargo de la seguridad del evento, que no será poca. Y de los bedeles de colegios e institutos donde dormiremos. Pero, eh, que nos vamos a dejar cerca de 100 millones de euros en las arcas españolas. ¿Cómo? Bueno, pues no lo sé. Si los colegios nos los cede gratuitamente la Comunidad de Madrid (incluso los públicos) y pagamos 20 euros que van a la Iglesia... pues será cosa de un milagro, ¿no? Que para eso viene el Papa. Además, no hay que tener en cuenta gastos superfluos como los de los 200 confesionarios que se van a hacer para la ocasión, y que serán colocados en el Retiro, ni los miles de kits que se entregarán a los participantes con gorritas y chalecos. Que no se respire miseria, que para eso ya están los pobres rojeras.

Pero tampoco importa demasiado. Nosotros queremos demostrar nuestra fe en la religión cristiana. Porque  quizás no estemos tan convencidos en ella como para llevarla en silencio, y por eso necesitamos hacer grandilocuentes demostraciones en público, gritando como posesos, y reuniéndonos como borregos, gastando dinero que podría ir destinado a los pobres, o a gente que pasa hambre. O a los parados, con los que se nos llena la boca al criticar al blasfemo de Zapatero. Ehm... creo que esta reflexión no tendría que haberla hecho.

En fin. Que os jodéis. La calle es nuestra, y vuestro dinero también. Recibimos más de 6.000 millones cada año más lo que sacamos de la declaración de la renta, y registramos a nuestro nombre propiedades de otra gente. Porque queráis o no, somos la Iglesia. Parecerá que estamos de capa caída, pero tanto los peperos como los socialistas nos tienen entre algodones, y cuidan de que nuestro futuro esté garantizado. Aun cuando intentamos cortar de raíz vuestras libertades, de pensamiento y acción.

¡Y los maricones, rojos y moros fuera de Esssspaña!